Qué refleja un nombre
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"Los nombres judíos representan un código para la comprensión de la cultura y la historia judías y las vicisitudes que vivió el pueblo judío a lo largo de los años", profesor Aarón Demsky, Universidad Bar Ilán, 2011.
Es
posible rastrear la historia judía simplemente por medio del estudio de
los apellidos que llevaban los judíos en determinadas épocas y lugares.
Los nombres judíos relatan nuestra historia, nuestra herencia, nuestro
pasado y nuestras esperanzas para el futuro. "La investigación de un
apellido judío acarrea el suspenso típico de una apasionante historia
detectivesca", dice Benzion Kaganoff en su "Diccionario de nombres
judíos y su historia".
La onomástica es el estudio de los nombres propios, incluidos los apellidos.
Es
un tema fascinante de enorme alcance que los expertos enfocan no solo
desde una perspectiva lingüística sino también sociológica, psicológica,
geográfica, histórica, política, filosófica y una amplia gama de otros
campos académicos.
NAME
YOUR ROOTS compiló una base de datos de apellidos judíos en base a la
obra de dedicados expertos, especialistas e investigadores para
facilitar el estudio de un apellido específico. Esta es una recopilación
de datos relativos a personas alrededor del mundo que comparten un
apellido en particular. La base de datos incluye información acerca del
origen y del significado de apellidos; locaciones y una amplia serie de
fuentes en las que se cita este nombre. Nuestra base de datos se centra
en apellidos judíos sefardíes oriundos de España y Portugal. Si su
nombre se halla en nuestra base de datos, esto puede representar un
indicio de ancestros sefardíes de la Península Ibérica.
Sin
embargo, el hecho de que encuentre un apellido en nuestra base de datos
no significa necesariamente que determinado apellido sea exclusivamente
judío. Algunos de los apellidos más comunes en los países de habla
española o portuguesa como López, Rodríguez y Pérez son típicos
apellidos de judíos sefardíes. Y el solo hecho de que una persona tenga
un apellido judío no la hace judío. Aclarado esto, puede ser que su
familia era judía y huyó de la Inquisición católica. Tal vez, se
convirtieron al catolicismo para salvar sus vidas. En otras palabras,
estos apellidos representan tan solo un indicio de raíces judías y no
una confirmación.
Si usted desea indagar más profundamente, podrá encontrar en nuestra web otros posibles indicadores de raíces judías como el ADN, la genealogía y las costumbres.
¿De dónde provienen los apellidos judíos?
Los
orígenes de apellidos judíos antiguos se remontan a la peculiar
estructura de la sociedad judía. Históricamente, los judíos no tenían en
absoluto apellidos. Dentro de la comunidad judía, usábamos
patronímicos, tales como David "ben" (hijo de) José o Sara "bat" (hija
de) Aarón. En las sinagogas y en documentos judíos legales como la
"ketubá" (contrato matrimonial) aún se mantiene esta forma.
A
excepción de los aristócratas, personas acaudaladas o comerciantes
prósperos, los judíos no llevaban apellidos en la Europa Oriental de
antes de la era napoleónica, a principios del siglo XIX. A la mayoría de
los judíos ashkenazíes (judíos oriundos de Europa Oriental y Central)
de países conquistados por Napoleón, incluyendo Rusia, Polonia y
Alemania, se les ordenó llevar apellidos. La razón estaba lejos de la
benevolencia – era para facilitar la recolección de impuestos. Después
de la derrota de Napoleón, muchos judíos dejaron de usar los apellidos y
retomaron los nombres compuestos de "hijo (en inglés: "son") de" como
Mendelsohn, Jacobson, Levinson, etc. Cuando los judíos adoptaron
apellidos en los siglos XVIII y XIX, la elección por lo general recaía
en los patronímicos y fue así como los nombres de pila se transformaron
en apellidos.
A
pesar de que los apellidos no tuvieron acogida entre los judíos
ashkenazíes hasta mucho más tarde, sí ganaron popularidad entre los
judíos sefardíes en España, Portugal e Italia ya en los siglos X o XI
pero no fueron frecuentes hasta el siglo XII, cuando algunos apellidos
originales se comenzaron a heredar de generación en generación dentro de
la misma familia. También en estos casos, los aristócratas solían
adoptar apellidos heredados antes de que comenzaran a hacerlo los
campesinos. Cabe destacar que a lo largo de la historia los judíos
valoraron el hecho de adoptar apellidos claramente judíos, por lo cual
aun los nombres de este período temprano se pueden distinguir fácilmente
de los apellidos cristianos y musulmanes de la época.
La
vasta mayoría de la población medieval, incluida la nobleza, era
analfabeta, a excepción de los sacerdotes y notarios públicos por lo que
no hay libros de aquella época. Lo que sí existen son documentos de los
reinos de Portugal y España que contienen apellidos de judíos de estos
países y listas de judíos cristianizados acusados de delitos de
judaísmo. Muchos de estos apellidos son usados por sus descendientes
hasta el día de hoy.
Los
judíos de la Península Ibérica, conocidos como "sefardim", por lo
general llevan nombres cuyo origen lingüístico proviene del portugués o
del español. Una gran proporción de los nombres son de origen
latino-romance, aunque muchos derivan del hebreo y otros parecen
provenir del árabe, dado que a los árabes y a los moros se les acredita
haber aportado apellidos durante la época de la conquista de España.
En
el siglo XV, cuando los judíos, deseosos de mantener su fe fueron
obligados a pasar a la clandestinidad, los criptojudíos cambiaron sus
nombres y adoptaron alias para ocultar su origen judío y evitar
persecuciones. Como consecuencia de la Inquisición española, era
habitual que los miembros de una familia de marranos eligiesen adoptar
el nombre de una iglesia en la que fueron bautizados al cristianismo, o
adoptasen el nombre de sus patronos o "padrinos" cristianos, de tal
manera que muchos apellidos son asociados con familias cristianas y
ciertamente no son exclusivamente judíos. Algunos suponen que todos los
nombres que terminan en -ez en España y –es en Portugal (que significa
hijo de) refleja herencia sefardí.
¿Cómo se clasifican los apellidos judíos?
Curiosamente,
aún los primeros apellidos coinciden con la mayoría de las categorías
que usan los investigadores modernos su clasificación. De hecho, la
mayoría de las culturas utilizan apellidos que se desarrollaron en una o
más de las categorías de esta clasificación.
Esto
incluye apellidos toponímicos basados en lugares geográficos o
topográficos u otra característica del paisaje, tales como Toledano,
Castro, Spinoza, por nombrar unos pocos apellidos sefardíes, o Shapiro
(de Shpeier en alemán), Litvak (de Lituania) y Englander (de Inglaterra)
en cuanto a los judíos ashkenazíes.
Los
apellidos patronímicos derivan de nombres propios, tales como Enríquez
(hijo de Henrique), Mendes (hijo de Mendo), y Martínez (hijo de Martín)
entre los sefardíes o Abramson (hijo de Abraham), Jacobson (hijo de
Jacob), Mendelson (hijo de Mendel) entre los ashkenazíes. Dado el
importante rol que jugó la mujer judía, también hay apellidos
matronímicos basados en nombres de pila de las madres, tales como Estrín
(hijo de Ester), Rivkin (hijo de Rivka); Feigelson (hijo de Feiga) y
Rachlín (hijo de Raquel).
Otra
categoría está integrada por apellidos ocupacionales, relacionados con
la profesión que ejercía una persona o con el ramo comercial al que se
dedicaba, incluido Calderón (fabricante de ollas), Molina (molinero),
Tapiero (albañil), asi como Katzav (carnicero), Shneider (sastre) y
Farber (tintorero).
Entre
los apellidos basados en características personales, ya sean físicas o
de carácter, podemos mencionar a Abastado (rico), Laniado (peludo),
Bibas (avispado) o Gross (grande) y Klein (pequeño) Rothbart (barba
roja), Gutman (hombre bueno) y Ehrlich (hombre honorable). En la Edad
Media, una persona recibía este tipo de nombres de amigos y conocidos.
Un apellido de este tipo podía ser elogioso, poco halagador, o
simplemente descriptivo.
Apellidos
bíblicos que derivan del Viejo Testamento incluyen a Gabriel,
Abravanel, Uziel, etc. Apellidos rabínicos provienen de descendientes
masculinos de rabinos del Templo de Jerusalén, tales como Cohen, Levy y
Kaganovitz.
Dos
categorías adicionales son los apellidos compuestos (formados por los
nombres del padre y de la madre) y los artificiales (nombres que no
tienen relación ni al origen ni a características) tales como Olivera
(árbol del olivo), Cardoso (planta espinosa), Pinto (pollo) y Esperanza.
Entre los ashkenazíes encontramos Applebaum (manzano), Schonberg (linda
montaña) y Blumenthal (flor del valle).
Muchos
de los apellidos de nuestra base de datos tienen variaciones, lo que no
resulta sorprendente teniendo en cuenta las masivas migraciones a las
que estuvieron sujetos los judíos, y la subsiguiente adaptación a nuevas
lenguas y alfabetos. Esto explica la ortografía, los prefijos y los
sufijos diferentes.
Apellidos
típicos fueron usados por judíos españoles y portugueses, conversos y
criptojudíos, y muchos se encuentran actualmente en uso en comunidades
hispanas y sefardíes alrededor del mundo, por lo que durante su travesía
podría cruzarse con otras personas en el camino al descubrimiento de
sus raíces, que casualmente llevan su mismo apellido.
Lo invitamos a compartir con nosotros sus nuevos conocimientos y experiencias mientras descubra sus raíces…