viernes, 1 de junio de 2012

Apellidos de origen judio

                                  

              Qué refleja un nombre

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"Los nombres judíos representan un código para la comprensión de la cultura y la historia judías y las vicisitudes que vivió el pueblo judío a lo largo de los años", profesor Aarón Demsky, Universidad Bar Ilán, 2011.

Es posible rastrear la historia judía simplemente por medio del estudio de los apellidos que llevaban los judíos en determinadas épocas y lugares. Los nombres judíos relatan nuestra historia, nuestra herencia, nuestro pasado y nuestras esperanzas para el futuro. "La investigación de un apellido judío acarrea el suspenso típico de una apasionante historia detectivesca", dice Benzion Kaganoff en su "Diccionario de nombres judíos y su historia".
La onomástica es el estudio de los nombres propios, incluidos los apellidos.   Es un tema fascinante de enorme alcance que los expertos enfocan no solo desde una perspectiva lingüística sino también sociológica, psicológica, geográfica, histórica, política, filosófica y una amplia gama de otros campos académicos.
NAME YOUR ROOTS compiló una base de datos de apellidos judíos en base a la obra de dedicados expertos, especialistas e investigadores para facilitar el estudio de un apellido específico. Esta es una recopilación de datos relativos a personas alrededor del mundo que comparten un apellido en particular. La base de datos incluye información acerca del origen y del significado de apellidos; locaciones y una amplia serie de fuentes en las que se cita este nombre. Nuestra base de datos se centra en apellidos judíos sefardíes oriundos de España y Portugal. Si su nombre se halla en nuestra base de datos, esto puede representar un indicio de ancestros sefardíes de la Península Ibérica.
Sin embargo, el hecho de que encuentre un apellido en nuestra base de datos no significa necesariamente que determinado apellido sea exclusivamente judío. Algunos de los apellidos más comunes en los países de habla española o portuguesa como López, Rodríguez y Pérez son típicos apellidos de judíos sefardíes. Y el solo hecho de que una persona tenga un apellido judío no la hace judío. Aclarado esto, puede ser que su familia era judía y huyó de la Inquisición católica. Tal vez, se convirtieron al catolicismo para salvar sus vidas. En otras palabras, estos apellidos representan tan solo un indicio de raíces judías y no una confirmación.   Si usted desea indagar más profundamente, podrá encontrar en nuestra web otros posibles indicadores de raíces judías como el ADN, la genealogía y las costumbres.
 
¿De dónde provienen los apellidos judíos?
Los orígenes de apellidos judíos antiguos se remontan a la peculiar estructura de la sociedad judía. Históricamente, los judíos no tenían en absoluto apellidos. Dentro de la comunidad judía, usábamos patronímicos, tales como David "ben" (hijo de) José o Sara "bat" (hija de) Aarón. En las sinagogas y en documentos judíos legales como la "ketubá" (contrato matrimonial) aún se mantiene esta forma.
A excepción de los aristócratas, personas acaudaladas o comerciantes prósperos, los judíos no llevaban apellidos en la Europa Oriental de antes de la era napoleónica, a principios del siglo XIX. A la mayoría de los judíos ashkenazíes (judíos oriundos de Europa Oriental y Central) de países conquistados por Napoleón, incluyendo Rusia, Polonia y Alemania, se les ordenó llevar apellidos. La razón estaba lejos de la benevolencia – era para facilitar la recolección de impuestos. Después de la derrota de Napoleón, muchos judíos dejaron de usar los apellidos y retomaron los nombres compuestos de "hijo (en inglés: "son") de" como Mendelsohn, Jacobson, Levinson, etc. Cuando los judíos adoptaron apellidos en los siglos XVIII y XIX, la elección por lo general recaía en los patronímicos y fue así como los nombres de pila se transformaron en apellidos.
A pesar de que los apellidos no tuvieron acogida entre los judíos ashkenazíes hasta mucho más tarde, sí ganaron popularidad entre los judíos sefardíes en España, Portugal e Italia ya en los siglos X o XI pero no fueron frecuentes hasta el siglo XII, cuando algunos apellidos originales se comenzaron a heredar de generación en generación dentro de la misma familia. También en estos casos, los aristócratas solían adoptar apellidos heredados antes de que comenzaran a hacerlo los campesinos. Cabe destacar que a lo largo de la historia los judíos valoraron el hecho de adoptar apellidos claramente judíos, por lo cual aun los nombres de este período temprano se pueden distinguir fácilmente de los apellidos cristianos y musulmanes de la época.
La vasta mayoría de la población medieval, incluida la nobleza, era analfabeta, a excepción de los sacerdotes y notarios públicos por lo que no hay libros de aquella época. Lo que sí existen son documentos de los reinos de Portugal y España que contienen apellidos de judíos de estos países y listas de judíos cristianizados acusados de delitos de judaísmo. Muchos de estos apellidos son usados por sus descendientes hasta el día de hoy.
Los judíos de la Península Ibérica, conocidos como "sefardim", por lo general llevan nombres cuyo origen lingüístico proviene del portugués o del español. Una gran proporción de los nombres son de origen latino-romance, aunque muchos derivan del hebreo y otros parecen provenir del árabe, dado que a los árabes y a los moros se les acredita haber aportado apellidos durante la época de la conquista de España.
En el siglo XV, cuando los judíos, deseosos de mantener su fe fueron obligados a pasar a la clandestinidad, los criptojudíos cambiaron sus nombres y adoptaron alias para ocultar su origen judío y evitar persecuciones. Como consecuencia de la Inquisición española, era habitual que los miembros de una familia de marranos eligiesen adoptar el nombre de una iglesia en la que fueron bautizados al cristianismo, o adoptasen el nombre de sus patronos o "padrinos" cristianos, de tal manera que muchos apellidos son asociados con familias cristianas y ciertamente no son exclusivamente judíos. Algunos suponen que todos los nombres que terminan en -ez en España  y –es en Portugal (que significa hijo de) refleja herencia sefardí.
 
¿Cómo se clasifican los apellidos judíos?
Curiosamente, aún los primeros apellidos coinciden con la mayoría de las categorías que usan los investigadores modernos su clasificación. De hecho, la mayoría de las culturas utilizan apellidos que se desarrollaron en una o más de las categorías de esta clasificación.
Esto incluye apellidos toponímicos basados en lugares geográficos o topográficos u otra característica del paisaje, tales como Toledano, Castro, Spinoza, por nombrar unos pocos apellidos sefardíes, o Shapiro (de Shpeier en alemán), Litvak (de Lituania) y Englander (de Inglaterra) en cuanto a los judíos ashkenazíes.
Los apellidos patronímicos derivan de nombres propios, tales como Enríquez (hijo de Henrique), Mendes (hijo de Mendo), y Martínez (hijo de Martín) entre los sefardíes o Abramson (hijo de Abraham), Jacobson (hijo de Jacob), Mendelson (hijo de Mendel) entre los ashkenazíes. Dado el importante rol que jugó la mujer judía, también hay apellidos matronímicos basados en nombres de pila de las madres, tales como Estrín (hijo de Ester), Rivkin (hijo de Rivka); Feigelson (hijo de Feiga) y Rachlín (hijo de Raquel).
Otra categoría está integrada por apellidos ocupacionales, relacionados con la profesión que ejercía una persona o con el ramo comercial al que se dedicaba, incluido Calderón (fabricante de ollas), Molina (molinero), Tapiero (albañil), asi como Katzav (carnicero), Shneider (sastre) y Farber (tintorero).
 
Entre los apellidos basados en características personales, ya sean físicas o de carácter, podemos mencionar a Abastado (rico), Laniado (peludo), Bibas (avispado) o Gross (grande) y Klein (pequeño) Rothbart (barba roja), Gutman (hombre bueno) y Ehrlich (hombre honorable). En la Edad Media, una persona recibía este tipo de nombres de amigos y conocidos. Un apellido de este tipo podía ser elogioso, poco halagador, o simplemente descriptivo.
Apellidos bíblicos que derivan del Viejo Testamento incluyen a Gabriel, Abravanel, Uziel, etc. Apellidos rabínicos provienen de descendientes masculinos de rabinos del Templo de Jerusalén, tales como Cohen, Levy y Kaganovitz.
Dos categorías adicionales son los apellidos compuestos (formados por los nombres del padre y de la madre) y los artificiales (nombres que no tienen relación ni al origen ni a características) tales como Olivera (árbol del olivo), Cardoso (planta espinosa), Pinto (pollo) y Esperanza. Entre los ashkenazíes encontramos Applebaum (manzano), Schonberg (linda montaña) y Blumenthal (flor del valle).
Muchos de los apellidos de nuestra base de datos tienen variaciones, lo que no resulta sorprendente teniendo en cuenta las masivas migraciones a las que estuvieron sujetos los judíos, y la subsiguiente adaptación a nuevas lenguas y alfabetos. Esto explica la ortografía, los prefijos y los sufijos diferentes.
Apellidos típicos fueron usados por judíos españoles y portugueses, conversos y criptojudíos, y muchos se encuentran actualmente en uso en comunidades hispanas y sefardíes alrededor del mundo, por lo que durante su travesía podría cruzarse con otras personas en el camino al descubrimiento de sus raíces, que casualmente llevan su mismo apellido.  Lo invitamos a compartir con nosotros sus nuevos conocimientos y experiencias mientras descubra sus raíces…